Por Maca Ortiz
Arrancamos un nuevo año de la mano de una nueva estación. Es el momento de renovar, cargar energías; el momento en que muchos se toman un merecido descanso. Pero sabemos que las pasiones no se toman vacaciones, y la danza no es la excepción.
Quizás para los bailarines sea una época del año en la que disminuye la intensidad luego de un fin de año agitado... pero el movimiento está ahí, presente en cualquier lugar. Y si el rol de bailarín opta por tomar una pausa, el rol de espectador se activa mucho más, porque hay mucho para ver y disfrutar . Es el momento de los festivales, del color y calor, de las carteleras, del entusiasmo, y sobre todo, de bailar libre, con soltura, sin pasos marcados... o por lo menos es el momento de deleitarse observando.
Generalmente antes de empezar a bailar de lleno es recomendable que el cuerpo elongue y caliente. De esta forma los músculos están listos para bailar con menos riesgos y más seguridad. Y de alguna manera estos primeros días del año son como empezar a elongar. Relajados, tranquilos, pausados, sin fatigarse... pero sin detenerse, sin enfriarse. Sin pausa pero sin prisa. El calor del verano invita a elongar y estar preparados para salir a bailar en cualquier momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario