Por Maca Ortiz
Arrancó noviembre y este mes parece ser la antesala al fin de año. Sin embargo, es importante detenerse un poco antes que considerarlo un mes pasillo. El 10 de noviembre se celebra en Argentina el Día de la Tradición en memoria a José Hernández, quien plasmó literariamente en Martín Fierro una de las representaciones más significativas y profundas de la tradición argentina.
La cultura es esa forma tan especial de vehiculizar un estilo de vida en común. Las tradiciones y costumbres son las que se encargan de darle contenido a los "vehículos". Y finalmente, las personas son quienes, sin pensar, los hacen circular e interactuar.
Por supuesto que, en lo que nos atañe, la danza no queda afuera de estas rutas. Cada sociedad, cada nación, cada pueblo sabe expresar su cultura en pasos, bailando. Es por esto que Bailemos elige el folklore argentino como eje temático de este mes, sin dejar de lado ningún asunto. Es una valorización en honor a esta manifestación artística de tradición argentina (y compartida con sus hermanos vecinos). Se trata de una expresión musical y de movimiento que tiene raíces e historia por demás interesante. Tuvo sus momentos de gran difusión, por ejemplo en las décadas del '50 y '60, dándole voz a los pueblos y ciudades del interior. Pero más allá y más acá de sus momentos de gran difusión, el folklore argentino trasciende la mediatización, es transversal a las épocas y a las edades. Por sobre todo, une a quienes aportan su pasión, su música, sus cuerdas, su bombo, su canto, y su danza. El folklore se percibe tanto en el aire como en los pies.
En noviembre en Bailemos, nos ponemos a bailar al compás de la vigüela.
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